José Iges (Compositor)
IGESemblanza a trece voces
La mente clara, precisa y concisa de Iges, su capacidad para trazar como con un tiralíneas cualquier trabajo que emprenda, se proyecta también, y es lógico, en el campo de la composición musical, al que desde fines de los setenta incorpora elementos no propiamente sonoros en busca de un lenguaje, no tan sencillo como pueda parecer y por supuesto especialmente comprometido con su época y con los medios tecnológicos que ésta le pueda prestar.
Arturo Reverter, Encontre de Compositors IX, 1988
…el mayor cultivador español de un arte sónico es José Iges (1951). Generalmente plantea sus obras con medios electroacústicos, proyecciones, textos y otros elementos visuales. En algunos casos son instalaciones y en otros podrían calificarse mejor de multimedia: pero, de cualquier modo, no se trata tanto de producir música electrónica cuanto de alumbrar un nuevo arte sónico. Como Ferrari o Schafer, se ha interesado por las ciudades en La Ciudad Resonante, Spoken Madrid o La Ciudad de Agua, que es una importante visión sonora de Granada. En otras ocasiones sus obras son reflexiones sonoras sobre un espacio concreto; espacio que usa para sonorizarlo adecuadamente, como en el brillante logro que es El Diario de Jonás. También hace producciones directamente concebidas para ser radiadas, como Modos de contar. Muchas de sus instalaciones y multimedia los realiza en estrecha colaboración con la artista plástica Concha Jerez, y a ambos pertenece la coautora de todos los elementos, sean visuales o sonoros.
Tomás Marco: La creación musical en el siglo XXI (2007)
José Iges, al frente del programa Ars sonora de Radio Clásica, único programa de la radio comercial y pública española dedicado a la experimentación sonora, ha desarrollado una gran labor de difusión que ha ido complementando con la organización de exposiciones y talleres. Al mismo tiempo ha elaborado un amplio trabajo creativo como artista sonoro y compositor. Su obra musical, menos difundida, ha sido recogida recientemente en un CD bajo el título de “Sitting Between Chairs”. En su obra como artista sonoro destacan sus incursiones en el paisaje sonoro, en la creación radiofónica…, así como las instalaciones, performances, y conciertos intermedia que ha presentado conjuntamente, a partir de 1989, con Concha Jerez.
José Antonio Sarmiento: La escucha del arte sonoro español, Catálogo MASE, 2008
La trayectoria artística de José Iges se inicia y desarrolla principalmente en la radio. Su contribución, tanto en el terreno de la producción musical como en el de la creación teórica (ha escrito, entre otras cosas, una tesis sobre el arte radiofónico), se cifra en la elaboración de un discurso que relaciona estrechamente los nuevos medios electrónicos con las aportaciones más radicales de las primeras vanguardias (futurismo y dadaísmo) y de la nueva música experimental (prácticas intermedia y performance art de Fluxus, paisaje sonoro, poesía sonora...).
Ainhoa Kaiero: Las "Tierras de nadie" en el arte radiofónico de José Iges, 2008
Hijo del sampler, pero también del simbolismo fonético de Cirlot, es Modos de contar (1989) de Iges, un trabajo radiofónico con sonidos concretos (metal, cristal y madera) y voces, leyendo del 1 al 7 en francés y en inglés (…). Pero además, esta obra es una reducción de Mi jaula es una celda (…) Es aquí donde se produce el arranque de una colaboración entre Iges y Jerez que también traerá frutos al mundo de la radio".
Llorenç Barber-Montserrat Palacios: La mosca tras la oreja, Fundación Autor, 2009
En el pensamiento artístico de José Iges tienen cabida diferentes aportaciones desarrolladas desde distintas disciplinas, tomando elementos del arte radiofónico, la poesía sonora, el paisaje sonoro, la instalación, la performance, etc., la mayor parte de ellas inscritas dentro del denominado Arte Sonoro. Situación que dificulta la comprensión de su obra desde la perspectiva de una única vía, dotándola de un carácter poliédrico que queda bien reflejada en la autodefinición del propio Iges de estar “sentado entre sillas”, en virtud del empleo de recursos de diversa procedencia.
David López Sáez: El compositor José Iges. Obras de técnica mixta, 2011
En un artista como José Iges la performance puede girar en torno a sonidos del entorno acústico más o menos estilizados y compuestos. La Ciudad Resonante es un ejemplo extraordinario, en el que los sonidos de un espacio urbano como Madrid son mezclados (y, hasta cierto punto, según considera el propio autor, "evaporados") con los de muchas otras ciudades y transformados parcialmente con la interacción casi permanente con un improvisador en "live electronic".
Francisco Ramos: La Música del siglo XX, Turner Música, 2013
José Iges regresa al piano en su Suite de La Ciudad (2007), en la que de nuevo el pianista actúa como performer y actor, con numerosos momentos escénicos, así como secciones de improvisación tanto por parte del pianista-actor como del intérprete electroacústico. (…) En estas obras, uno de los aspectos más complejos es el importante elemento escénico, que profundiza en el terreno abierto por la performance en la fusión de las expresiones artísticas, y por lo tanto es compleja la plasmación de lo que podemos denominar partitura-libreto, o partitura-guión, que participa de elementos del guión radiofónico o televisivo.
Ana Vega Toscano: El diálogo con la electroacústica en el repertorio pianístico español contemporáneo, en Música, Ciencia y Pensamiento en España e Iberoamérica durante el s.XX. UAM Ediciones, 2013
Y es que la propia biografía de José Iges (nacido en Madrid en 1951) atraviesa un periodo histórico (como todos los demás, irrepetible —a diferencia de lo que aparentemente sucede en el dominio digital, donde nada se erosiona—) en el que el paso, o más bien el salto, entre las tecnologías analógicas y las digitales ha recabado un protagonismo quizás sólo superado por el que la propia presencia de la tecnología ha alcanzado en nuestras vidas. La doble formación/vocación de Iges como ingeniero industrial y como músico pespunta este cambio radical en nuestra cultura. (…) La excepcionalidad del recorrido biográfico de José Iges no encuentra parangón en ninguna otra figura del arte sonoro (o de la música, como ustedes prefieran) de nuestro tiempo.
Miguel Álvarez-Fernández, Dedicatorias, (encarte CD), 2016
Estas ciudades, las de Iges, no existen, y sí, pues se manifiestan del tránsito del lugar al no-lugar. Las ciudades son paisajes. Sus ciudades son paisajes mutados por un acontecer que transforma un espacio. En La Ciudad Resonante no hay un tiempo cronológico, hay un suceder de cada pieza que crea su espacio individual, pero también, reunidas, crean un conjunto. Quizás se trata de una ciudad que, a fuerza de resonar, se multiplica. La obra de José Iges construye una poética basada en realidades que conforman los escuchas en torno a sus vivencias.
Alma Angélica Cortés Lezama: Poética del sonido, el tiempo y el espacio en el paisaje sonoro electroacústico. 2016
Seguramente sea José Iges el más musical de cuantos creadores españoles existen consagrados a esculpir el sonido en eso que, a modo de válida convención, se ha dado en denominar arte sonoro. (…) A partir de obras anteriores –instrumentales y electrónica– y de nuevas creaciones, Iges ha tejido una red coherente o no (según si el auditor se autodespacha una escucha aleatoria de las dedicatorias) que ejemplifican de manera clara el proceder de uno de los artistas más a contracorriente del panorama ibérico del sonido.
Ismael González-Cabral: Sobre la publicación de "Dedicatorias", El Correo de Andalucía. 25-4-2016
José Iges ha batallado por el arte sonoro en todos los frentes; como artista mantiene una presencia obstinada y regular brindando muestras e instalaciones sonoras (muchas de ellas con su compañera, la artista plástica Concha Jerez) casi como una cosecha regular. Como animador e historiador in pectore del arte sonoro ha sido responsable durante décadas del programa de radio Ars Sonora (Radio Clásica). A todo ello, Iges añade un carácter minucioso y un ecumenismo artístico encomiables.
Jorge Fernández Guerra: El arte sonoro rompe sus propios límites, EL PAÍS, 17-10-16