Alfredo Aracil (Compositor) 

Nos pusimos en contacto con Alfredo Aracil “vía facebook”, e-mail y teléfono. La comunicación fue fácil y distendida porque a la vez te atiende con paciencia y te da mil ideas. Sus amigos me dicen de él que tiene una gran capacidad diplomática y una memoria prodigiosa, excepto para los disgustos, que le duran poco. Le gusta mucho su profesión, es una de esas personas con las que se puede hablar de todo, y que no suele perder la calma, pase lo que pase. Diría que prefiere hablar con el amigo que con el colega.

Nos comenta que “el límite entre profesión y vocación no está claro y, la verdad, no sé si hace mucha falta”. También que “el oficio es importante pero no suficiente”; para Aracil lo más importante es la imaginación puesta al servicio de la música y disfrutar, a la hora de hacer que suene, de la complicidad en el trabajo con los intérpretes. 

No le asusta la crisis pues ya le ha tocado trabajar en unas cuantas. Es un hombre muy polivalente y fantástico gestor, muy dado a aplicar aquí también la imaginación y poco a las extravagancias que a veces acompañan al sector. Nos comenta con mucha sinceridad, algo que muchos no se atreverían a comentar en público: “He perdido y ganado mucho por el camino. He arriesgado muchas veces, y sé que me he equivocado en ocasiones y que he tenido en otras la suerte de acertar. Desde luego, tengo cicatrices”.

Dice de su música que es "delicada, lenta y desinhibida” y nosotros nos lo imaginamos charlando tranquilamente y riendo con su admirado Monteverdi, sin descuidar el "stile concitato”. Comenta con humor que más que manías tiene “mimos” y nos encanta la manera de describir uno de sus libros favoritos: “No es indispensable pero me parece extraordinario”. También dice que en materia de creación musical no es de grandes planes, y de su carácter que es “un vaivén entre la sonrisa y la melancolía”. Pero nosotros diremos que es un soñador apasionado y valiente, hecho a estar casi siempre en tránsito.

El Compositor Habla