Hilda Paredes (Compositora) 

Es una mujer muy especial, muy inteligente y hablar con ella es un placer porque uno siempre aprende algo. Preocupada por encontrar: “a los instrumentistas que sean más leales a las partituras que producimos, a los músicos instrumentistas devotos a la música de nuestro tiempo, que se entregan tanto como nosotros entregamos a nuestras partituras…”. 

No cree que la paridad en una disciplina artística como la composición sea posible, piensa que “hoy en día hay suficientes compositoras cuyo trabajo refleja oficio e individualidad a muy alto nivel, lo que permite programar nuestra música por las cualidades de las obras y la excelencia artística.”  Aunque es muy consciente que: “Tristemente existen todavía una gran cantidad de problemas de género en nuestra sociedad y quizá es por esto que las políticas culturales quieran poner presión a las decisiones artísticas, para poder ser más representativas de una sociedad igualitaria que aún no hemos alcanzado”.

En algunos aspectos puede llegar a ser demasiado perfeccionista y tenaz,  consciente de que “oficio y trabajo” son los ingredientes esenciales de un buen compositor: “No importa que maravillosas ideas pueda tener uno, sin oficio no existen las herramientas para expresar esas ideas. El oficio te permite entrar en contacto con las posibilidades que la música te puede revelar y hacer del proceso creativo una experiencia de descubrimientos”. Para la compositora el reto es encontrar nuevos caminos, sin olvidar nuestro pasado y ante el acto creativo nos recuerda que es necesaria la humildad. Paredes piensa que es importante tener capacidad para cuestionarse y trabajar con tenacidad para articular esos ruidos y sonidos con toda su intrínseca semántica. Es una mujer entregada a su trabajo con pasión por eso busca esa misma entrega y pasión en los músicos y directores que interpretan su música.

Consciente de las consecuencias de la crisis de la sociedad de consumo, le preocupa e inquita es: “ser testigo de cómo la frivolidad parece estar contagiando a nuestra sociedad, lo que lleva a que se deje de valorar la cultura como testimonio de la historia de la humanidad, donde las artes eran valoradas porque revelan de diversas maneras el misterio de la vida, la complejidad que hay en el corazón humano y son una vía hacia la espiritualidad. En su lugar parece que la cultura sin memoria, el entretenimiento vacuo y superficial, que no te marca y no cambia tu rutina, parece la opción que la industria del entretenimiento valora, reemplazando el valor de una obra de arte con el precio recaudado a través de un consumo de masas incentivado por el marketing”. Y su posición ante esta situación es “la de un acto de resistencia”.

Para Hilda: “La música, a través de la mágica articulación de los sonidos nos pone en contacto con rincones misteriosos del alma humana”. Su música nos pone en contacto con la creatividad de una mujer extraordinaria llena de matices por descubrir. Podría haber sido bailarina, pero como ella dice: “La música me ha dado tanto…” que no se imagina haciendo otra cosa. Nosotros nos alegramos mientras disfrutamos de su música y de sus reflexiones.

El Compositor Habla.