1. Ruth Prieto: El próximo 17 de enero la violonchelista Lidia Alonso estrena en Londres la versión para violonchelo solo de Quasi una cadenza ¿Qué puede comentarnos de este estreno?
Miguel Bustamante: Lidia Alonso es una joven violonchelista, con mucho talento, que últimamente realizaba sus estudios de perfeccionamiento en la Royal Academy of Music de Londres. Ella conocía mi Quasi una cadenza y me comentó que quería interpretarla en esa ciudad. Me agradó la idea, por supuesto, y he aquí que la va a estrenar junto a Suites de Bach y Cassadó. No puedo estar mejor acompañado, ciertamente.
2. R.P.: Quasi una cadenza es original para violín solo y está dedicada a su hijo y posteriormente hizo usted versiones de la obra para viola sola y para violonchelo solo, que es la que va a estrenar Alonso. ¿Tiene pensado hacer nuevas versiones?
Miguel Bustamante: Un admirado amigo contrabajista me comentó hace poco que podría hacer también una versión para su instrumento. Me gustaría, pero no estoy seguro de que ciertos pasajes especialmente ágiles y veloces pudieran funcionar igual de bien en un instrumento tan grave. No lo descarto, en cualquier caso. Pero puedo contar que un clarinetista amigo me pidió autorización para realizar una versión para clarinete bajo, nada menos. Y la hizo, y me parece que incluso la tocó en concierto. Había ciertas cosas que hubo que adaptar con versatilidad, claro, por ejemplo los ‘pizzicati’. La estuvimos trabajando juntos y no resultaba nada mal.
3. R.P.: ¿Qué tiene esta obra que funciona tan bien en instrumentos tan diferentes?
Miguel Bustamante: Es la única de mis obras que he realizado en versiones para diferentes instrumentos. Por sus características estrictamente musicales, creo que es válida por igual en violín, viola o violonchelo. La tesitura instrumental en esta obra no es determinante. Lo es mucho más su propio discurso, que emplea un lenguaje atonal o, al menos, no tonal, y la expresividad y el ritmo que esos sí son fundamentales.
Me gustaría comentar algo sobre el nacimiento de Quasi una cadenza, pues, aunque pueda parecer simplemente anecdótico, tiene un particular valor sentimental para mí. Fue concebida durante un viaje familiar entre Salzburgo y Viena en julio de 2002. En este viaje venía mi hijo Alejandro, que entonces tenía 16 años y acababa de regresar de un año de estudios de violín en la Universidad de Bloomington, Indiana. Estábamos cenando en el tren y de pronto sentí la necesidad de escribir una idea sobre una obra para violín y dedicársela. No tenía papel pautado, de modo que tomé un trozo de papel que encontré en mis bolsillos y anoté los primeros compases de la pieza. De regreso a España la completé tranquilamente, pero la esencia ya estaba en esos apuntes. Alejandro estrenó la versión para violín solo en noviembre de ese mismo año en el IV Festival Internacional de Música Contemporánea de Madrid ‘COMA 2002’. Por su parte, Jensen Horn-Sin Lam estrenó dos años más tarde la versión para viola sola y ahora me hace mucha ilusión que Lidia Alonso haga sonar por vez primera la de violonchelo solo.
4. R.P.: Últimamente le vemos muy comprometido con su faceta como compositor, ¿es donde se encuentra más a gusto?
Miguel Bustamante: Sí, ciertamente. Pero, como he comentado en muchas ocasiones, la composición sólo me interesa si tengo algo que decir. Nunca he sabido ni he podido escribir nota tras nota si no les encuentro el sentido. Entonces lo dejo y me dedico a escuchar otras músicas o a ver partituras de otros compositores.
5. R.P.: ¿Cómo ve el panorama actual de la cultura en España?
Miguel Bustamante: No todo lo bien que quisiera. Antes y después de las elecciones que hemos pasado, las referencias a la cultura, en general, y a la música, en particular, eran prácticamente inexistentes, salvo alguna muy honrosa excepción. Todo parece estar sometido a concepciones económicas (¿las de quiénes?) y ese humanismo que caracterizaba a la vieja Europa está muy diluido. Más, por otra parte, deseo ser optimista y confiar en que la sensibilidad de las personas que la tienen influya de alguna manera. En los últimos años han ido surgiendo muy meritorias iniciativas privadas de pequeño formato que están cambiando en alguna medida el panorama. Algo es algo.