«Los programadores de música contemporánea no paran de poner lindes al campo» José María Pérez-Flor (Athene Noctu4)
20/12/2022
Una entrevista de Ismael G. Cabral para El Compositor Habla
El suyo es uno de los proyectos más silenciosos y sólidos del panorama actual de las músicas experimentales y el arte sonoro. Una iniciativa callada acaso por la propia personalidad elusiva y sin vanidad de su artífice, José María Pérez-Flor (Cádiz, 1964). En 2019, bajo el alias de Athene Noctu4 alcanzó la mejor decantación creativa de sí mismo con el alumbramiento del álbum In Search of the Bronze Forest. Tras tres trabajos ya editados y un cuarto a punto de ver la luz, el músico andaluz ha consolidado un proyecto con identidad estética propia que conjuga lo electrónico con las grabaciones de campo dando lugar a obras de fuerte carácter orgánico que oscilan entre lo cavernoso y la luz que, en ocasiones, se filtra por las rocas. Llega aquí tras una extensa trayectoria, como intérprete y gestor, siempre en el campo de lo experimental, con múltiples personalidades, algunas presentes, otras pasadas, como Cine-Oído, 400goats, Tensio Co. y Centro Electromecánico.
1. Ismael G. Cabral: ¿Cómo nació el proyecto de Athene Noctu4 y, con ello, el primer disco, In Search of the Bronze Forest?
José María Pérez-Flor: El nombre y esa primera grabación surgieron a partir del mismo estímulo. Donde vivía descubrí un día que, encima de una de las ventanas, habían hecho los búhos un nido. Comencé a registrar su movimiento y de ahí nació Athene Noctu4, que es parcialmente el nombre en latín de búho. También partí de una necesidad que había ido creciendo, la de cambiar mi sonido y hacerlo más orgánico. Venía de publicar el disco El olvido, como Tension Co., que era un trabajo mucho más intenso. Athene Noctu4 también aparece al poco de venirme a vivir a la sierra de Córdoba. Me encontraba bien, feliz.
«El cambio de vida supuso una mejora interna y externamente y, estando más en paz conmigo mismo, fue como di forma a ese disco».
2. I.G.C.: También era la primera vez en su discografía en el que la electrónica se conjugaba con el tañido de pequeños instrumentos. Sin embargo en los dos discos que siguieron a aquel su tono volvió de nuevo a oscurecerse…
José María Pérez-Flor: Es cierto lo que dice. Mi tercer trabajo, Desierto / Deseo, abordaba el deseo humano y, por esto mismo, había de ser más oscuro porque al fin y al cabo muchos de nuestros deseos pueden ser turbios y generarnos conflictos. Fue también una forma de liberación. Partí de una poesía de Rumi: “Si quieres deshacerte de algo, deshazte de tus deseos. / Todo el sufrimiento y dolor que soportamos / procede de nuestros deseos”. Me apeteció abordar este asunto desde esta óptica concreta.
3. I.G.C.: Sin embargo, en su cuarto álbum, que verá la luz en 2023 volverá a imperar un tono más luminoso.
Sí, vuelvo al sonido del primero y, parcialmente, también del segundo, Soñando el tiempo. He vuelto a la ciudad y sigo creando a partir de conceptos un tanto abstractos. Después de una etapa difícil siento que me he reconciliado conmigo mismo por eso se titulará The leaves don’t leave the tree.
4. I.G.C.: Al final y aunque sea un alias, Athene Noctu4 es la máscara y el vehículo a través del cual expresarse y comunicarse.
José María Pérez-Flor: La música es mi compañera de vida, es una manera de reflexionar, de compartir tu estado vital. Unos escriben, otros pintan, yo hago lo que sé hacer, estas obras. Si no fuera así creo que no sería todo lo honesto que aspiro a ser con mi trabajo. Puedo entender que hay colegas que se acercan a la creación desde una óptica más cerebral, más liberada de lo emocional, más arte por el arte. Diría que hay dos caminos, ese y al que yo me adhiero. Los dos son legítimos.
5. I.G.C.: Estar al margen de la academia y trabajar en España como artista sonoro le ponen ante una difícil realidad, apenas hay circuito y apoyo para artistas como usted.
José María Pérez-Flor: Calibré perfectamente las dificultades a las que me iba a enfrentar cuando hace muchos años comencé a hacer música.
«Y siempre he vivido y padecido un ambiente muy precario pero, no engañaré a nadie, tampoco a mí mismo, siempre supe que la música, la que yo quería hacer y hago, no iba a aportar ninguna confortabilidad a mi vida»
6. I.G.C.: El éxito, si entendemos como tal circunscribiéndonos a un campo de músicas creativas, ciertos apoyos y una mayor adhesión al público, lo ha encontrado en su quehacer bajo el nombre Cine-Oído.
José María Pérez-Flor: Realmente ha sido una sorpresa gigante ir comprobando cómo tanto público, tan diverso, asume perfectamente la música electrónica cuando esta se le ofrece en combinación con la imagen. Hasta la fecha habré sonorizado más de 30 películas. Y con algunas he disfrutado mucho, caso de los cortometrajes experimentales de Oskar Fischinger o el cine de Germaine Dulac y Carlo Bragalia. También he abordado títulos más populares como Nosferatu y El Golem. En todos los casos mi lenguaje está presente, no hago músicas amables ni de acompañamiento, pero el resultado es bueno, se produce una extraña alquimia con las imágenes.
7. I.G.C.: ¿Le da un tiempo de margen a sus proyectos para ver cómo funcionan?
José María Pérez-Flor: No. Los continúo hasta que considero que se han de extinguir. Pero nunca en función del mayor o menor éxito, trascendencia, llámelo como quiera. Por ejemplo de Athene Noctu4 yo no espero nada, absolutamente nada. Nunca espero nada de las cosas que emprendo, si las comienzo es porque siento que debo hacerlo. Asumo que es difícil vender discos y encontrar lugares para difundir estas músicas, todo es muy complejo. Por eso las cosas evolucionan a su ritmo, sin mayores expectativas.
8. I.G.C.: También por ello en José María Pérez-Flor conviven múltiples realidades.
José María Pérez-Flor: Acaba de nacer 500goats que es un proyecto colaborativo centrado en la improvisación electrónica, muy en el espíritu dadaísta. Y con la fotógrafa cordobesa Pilar Mayorgas estoy preparando el trabajo audiovisual Un western andaluz; a partir de sus imágenes nos acercamos al paisaje exterior e interior de los andaluces. Como ve siempre estoy envuelto en cosas, soy bastante metódico, unas seis horas diarias las dedico a la música.
9. I.G.C.: Ese estar siempre en la militancia sonora le llevó hace años a abrir, y desgraciadamente también a cerrar, el Laboratorio Intr:Muros en Sevilla, una sala pensada como asociación y punto de encuentro para aficionados a la música experimental.
Cerrar Intr:Muros me causó un trauma que duró años. Fue una apuesta emocional y económica muy alta. Claro que también resultó una osadía, abrir una sala de conciertos en la Plaza del Pumarejo de Sevilla, en pleno casco histórico, y no querer movernos de la idea original; la música experimental. No cedimos a programar flamenco o rock. Si lo hubiera hecho la sala habría vivido más tiempo. Pero ese no era mi camino. La asociación sigue registrada y operativa, quién sabe si alguna vez tendrá una segunda parte…
10. I.G.C.: Antes hemos hablado de las dificultades vitales a las que se enfrenta en España, y en muchos otros lugares, un artista sonoro. ¿Pero cada vez es peor?
José María Pérez-Flor: La fragilidad cada vez es mayor. Que te alojen en un hotel normal y corriente, te paguen el desplazamiento y un modesto caché es ciencia ficción. Es un problema sistémico, los intereses musicales de la gente cada vez son peores. ¿Quién dedica parte de su tiempo libre a la escucha? Poquísimas personas y, por eso, nulo circuito en condiciones para la difusión.
«Claro que hay escena off, underground, pero hay que darse a respetar, ya pasó, hablo por mí respetando otras opciones, el tiempo de tocar por la voluntad»
11. I.G.C.: Y todo esto sucede, paradójicamente, en un momento en el que la música experimental goza de una eclosión digital inmensa, con plataformas inabarcables en propuestas como Bandcamp.
José María Pérez-Flor: Los estímulos son tantos y tan variados que, al final, nadie se queda con nada. Las plataformas de streaming sí, están ahí, pero todo es tan sencillo y masivo que, al final, no oímos nada. La devaluación de la música alcanza hoy cotas inimaginables hace unos años.
12. I.G.C.: Tampoco se abren fácilmente las puertas de los centros de arte y de la academia (entiéndase, conservatorios, festivales, circuito oficial en definitiva…)
José María Pérez-Flor: Si no tienes títulos en la pared esas puertas están cerradas. No he tenido tiempo ni medios para ello, me he dedicado a sobrevivir y a la música. Me resulta curioso lo conservadores que pueden llegar a ser la mayoría de los programadores en esos círculos a los que alude. Estamos hablando de una música que comenzó cuando hubo pioneros que decidieron dar una patada en el culo a la música reglada, a las normas y a las convenciones y, sin embargo, hoy desde las instituciones que la programan no paran de ponerle lindes al campo.
13. I.G.C.: Cuéntenos algo más sobre su próximo álbum, The leaves don’t leave the tree, que se editará en formato digital y físico (Kalamine Records), como los tres anteriores.
José María Pérez-Flor: Tiene muchas grabaciones de campo, abundantes objetos sonoros. Y no poco micrófono de contacto. El disco será una especie de reconciliación con el mundo. En esta entrevista hemos hablado de algunas cosas feas pero tú no te puedes ahorcar con eso; la realidad la creamos cada uno de nosotros día tras día. Y si solo te centras en examinar lo malo tu vivencia será solo un horrible reflejo.
La foto del artista sonoro José María Pérez-Flor es de Ismael G. Cabral y ha sido facilitada por Ismael.
Aquí tenéis todas la entrevistas, críticas y noticias de Ismael G. Cabral en la sección de Ismael en El Compositor Habla: Atelier de Músicas
Ismael G. Cabral
Soy periodista (no solo) cultural en Sevilla. Pasé 16 años en la redacción de 'El Correo de Andalucía' (2002-2018). Actualmente escribo sobre música en las revistas 'Ópera Actual', 'Scherzo' y El Compositor Habla.
Y sobre animales en el portal 'Wamiz'. En el pasado, también investigué radio y televisión. Buscando nuevos horizontes.Ismael G. Cabral