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«Sigma Project, la conquista de una historia propia»

03/04/2022

Una crítica de Ismael G. Cabral para El Compositor Habla

Córdoba. Conservatorio Superior Rafael Orozco. 25-3-2022. 24º Festival de Música Contemporánea. Sigma Project (Andrés Gomis, Josetxo Silguero, Ángel Soria, Alberto Chaves, saxofones). Obras de Haas, Arias, Cendo, Lazkano y Lim.  


 
Siendo objetivos hace dos o tres décadas hablar del repertorio contemporáneo para cuarteto de saxofones era hacerlo sobre una anécdota en el proceloso océano estético y formal de la música contemporánea. Cuando el conjunto Sigma Project se propuso sentar las bases de un recorrido que iba a ser largo y fructífero el empeño pudimos verlo, en ocasiones, con cierta magnanimidad. El esfuerzo, intuimos erróneamente, podía merecer la pena pero seguro que palidecería en la comparación con la música escrita y por escribir para otro tipo de formaciones más asentadas. Es cierto que los Sigma no fueron los primeros, pero desde luego sí que están demostrando ser los más concienzudos y mejor conectados con su presente. O, de otro modo, el repertorio que han espoleado y conquistado empieza a quebrar todos los apriorismos aquí expresados. El éxito del conjunto es también el de muchos de los compositores que han sabido ver en el cuarteto de saxos un campo casi virgen, desde luego un laboratorio con tantos sugerentes elementos a la mano como el que llevaba siglos siendo el cuarteto de cuerdas.

Tomemos como ejemplo la primera y la última de las obras interpretadas el pasado viernes por Sigma Project en este concierto del valeroso, constante y (sorprendentemente) bien arropado municipalmente Festival de Música Contemporánea de Córdoba que programa el compositor Juan de Dios García Aguilera. El Saxophone Quartet (2014) de Georg Friedrich Haas (1953) concreta en su narrativa buena parte del universo de inquietudes que permean la desbordante estética del austríaco. Con su cascada de notas repetidas la obra exuda una organicidad que no abandona en todo el desarrollo, generando atractivas inestabilidades armónicas y otros deslizamientos tumultuosos que fueron ejemplarmente traducidos por el grupo. Una pieza que pone en valor algo que habitualmente es desdeñado en la escritura para este ensemble, la homogeneidad de los timbres y su elasticidad; en la partitura de Haas el tiempo se contrae y se estira sin apenas rupturas; como un todo maleable y cambiante en el que viajamos como oyentes.

Cuando escuchamos Ash, music for the Eremozoic (2020), de Liza Lim (1966) en la temporada digital de Sigma Project ya advertimos el enorme valor de una partitura que se encuentra entre lo más notable de la creadora australiana. Con su conciencia (instrumental) de música ecológica (en la línea muy sui géneris de Hildegard Westerkamp, Ross Bolleter y Ron Nagorcka), Lim reflexiona sobre el dolor que, como humanidad, causamos a nuestro sustento y hogar, la Tierra, generando un comprensible lamento cantado desde las tripas y hacia las boquillas de los saxos que alcanza su cenit en el movimiento Tiempo fosilizado. Aquí una miríada de slaps detienen (literal y radicalmente) el discurso llevando a la composición al terreno siempre inestable y sugerente del sound art; técnica que alcanza lo sobrecogedor (y casi doloroso) en el breve solo de Andrés Gomis antes del que el resto del grupo le acompañe en este desgarro telúrico. Hacia el final, la página de Lim aguarda otro pasaje de enorme altura musical en un circunloquio sobre el saxofón bajo (defendido con disciplinada profundidad y teatralidad por Alberto Chaves) mientras que el resto de los músicos agitaban tres tambores trueno sugiriendo un drone cavernoso en semioscuridad.
 


A la conciencia de haber atendido estas dos paginas sobresalientes sumamos, tras la escucha del programa, óptimas impresiones tras, por ejemplo, Milk spilt on a stone (2017), de Helga Arias (1984), obra más introspectiva que las anteriores, también más experimental en su afán de generar un contraste entre el tráfago de la primera parte y una “coda” o, más en puridad con el título, derramamiento, terroso, con sonidos tortuosos huérfanos de boquillas que subrayaron el trampantojo auditivo de instrumento electroacústico que, en sí mismo, es a veces el cuarteto de saxos.
 


Homeless Carrera (2020), de Raphaël Cendo (1975) es la interesante primera parte de un ciclo en curso de tres que anticipan el progresivo alejamiento de la estricta saturación de su catálogo precedente. Todavía aquí hay, desde luego, pasajes que claudican ante ese gusto por el abarrotamiento sónico con fragmentos, característicamente cendonianos, que remiten al free-jazz, junto a otros en los que ya advertimos un tratamiento más relajado del material. Una difusión con mayor volumen del acompañamiento electroacústico de la obra hubiera redondeado la experiencia de una pieza que hubiera precisado también una mayor extensión en la presentación del material, como si el compositor se mostrara algo dubitativo en su escritura y solo confiado en la potencia de su tramo final, un doliente lamento por las víctimas de la pandemia, más explícitamente por aquellas que ni siquiera tenían un hogar donde guarecerse.
 


Finalizó esta exigente comparecencia cordobesa con Jalkin (2012), de Ramón Lazkano (1968), obra que no desmerece en modo alguno con respecto a sus acompañantes, pero que por su propia razón compositiva quedó algo estrangulada entre la más explícita potencia del resto de creaciones. Con sus columnas de aire y un empleo de lo rítmico asumido desde una ingravidez más notoria, la obra del compositor vasco, también algo más académica en el tratamiento instrumental, supuso una introspectiva reflexión en un concierto en el que Sigma Project demostró estar ya en posesión, no solo de una trayectoria sólida; lo que es más importante, de un repertorio para cuarteto de saxos entre lo notable y lo sobresaliente proyectado al futuro.
 
Fotografía de Ismael G. Cabral

 

©Ismael G. Cabral

Aquí tenéis todas la entrevistas, críticas y noticias de Ismael G. Cabral enla sección de Ismael en El Compositor Habla: Atelier de Músicas

 



 
 
 

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