BRUSSELS PHILHARMONIC
ILAN VOLKOV, director
LORE BINON, voz
CASPAR LANGHOFF, luces
     
 
      Programa
     
Gérard Grisey
Vortex Temporum I
for flute, clarinet, piano, violin, viola, cello

Egidija Medeksaite
Akâsha
new version for solo cello and string chamber orchestra

Gérard Grisey
Vortex Temporum II

Kristine Tjøgersen
Bioluminescence
for orchestra

Claude Vivier
Lonely Child
for soprano and small orchestra
     
 
Intérpretes
   
Brussels Philharmonic
Ilan Volkov, director
Caspar Langhoff, diseño de luces
Lore Binon, voz
Kristaps Bergs, violoncello

Ictus:
Dirk Descheemaeker, clarinete
Chryssi Dimitriou, flauta
Victo Guaita, viola
Igor Semenoff, violín
Geert De Bièvre, cello
Jean-Luc Plouvier, piano
Alexandre Fostier, sonido
   

Bel enfant de la lumière dors, dors, dors, toujours dors
Hermoso niño de la luz, duerme, duerme, duerme, siempre duerme. (Claude Vivier)

"Sonido y luz, dos elementos incorpóreos que nos fascinan y que se unen en este concierto para crear un nuevo tipo de impresionismo contemporáneo, una búsqueda del sonido de la luz, de la pureza y del amor. El diseñador de iluminación Caspar Langhoff ha creado su propia partitura con un eclipse solar como tema principal: luciérnagas que emiten luz a través de vibraciones, músicos que tocan en la oscuridad y brillantes haces de luz que afectan la experiencia del oyente.
Ya en la era romántica, los compositores han estado tratando de capturar la luz en la música. Amanecer y atardecer, llamas y sombras, un velo que se levanta para dejar entrever un resplandor sobrenatural: cualquier amante de la música reconocerá el vínculo íntimo entre el sonido y la luz, los dos elementos eminentemente intangibles.
En Bioluminiscencia, la obra que recientemente le valió a la compositora Kristine Tjøgersen el prestigioso premio 'Obra noruega del año', los músicos atraviesan la oscuridad con pequeñas luces LED.
Vortex Temporum de Gérard Grisey juega con el concepto de 'ondulación' con matices sutiles y minimalistas. Rara vez una composición ha traducido las vibraciones de la música de una manera tan física, que evoca todo tipo de sensaciones e imágenes de luz.
Una de las mejores obras maestras del siglo XX fue creada por el compositor canadiense Claude Vivier, que sirvió de inspiración para el título de este concierto: Lonely Child. Vivier estaba obsesionado con la melodía, pero en esta obra dio un salto audaz hacia una austeridad y una sencillez radicales, una “pureza de corazón”. La soprano Lore Binon nos lleva a lo largo de largas, dilatadas e implorantes melodías, cada nota armonizada con hermosos acordes y ecos lejanos del sonido de las campanas. Toda la partitura está bañada por el amor y la luz blanca y clara, y retrata a una madre mientras acuesta a su hijo:
“Bel enfant de la lumière dors, dors, dors, toujours dors.
Les rêves viendront,
les douces fées viendront danser avec toi”
[Hermoso niño de la luz, duerme, duerme, duerme siempre.
Vendrán sueños y dulces hadas bailarán contigo]." Notas del programa