Durante la escucha sin pausa de estas cinco composiciones de la compositora croata Mirela Ivicevic (1980) vienen a nuestro pensamiento un aluvión de nombres presentes e inmediatamente precedentes: Fausto Romitelli, Bernhard Lang, Wolfgang Mitterer, Alexander Schubert… Ahí estaría, en ese lugar exacto e inasible que une las estéticas de los citados, el espacio creativo de la protagonista de este reciente monográfico de Kairos. Es posible que su nombre no sea solo un engarce en esa cadena de nombres, tal vez Ivicevic acabe siendo capaz de triturar todos estos referentes y, desde algunas coordenadas comunes, poseer en algún tiempo una personalidad plenamente propia. Ocurriría entonces que las ligazones no resultarían tan inmediatas durante la audición.
¿Quita ello interés a su propuesta? No a no ser que nos atemos en corto a la máxima stockhausenciana de la búsqueda, un tanto presuntuosa, de la originalidad y la diferencia ante cada papel en blanco. Pero entonces sería sencillo asegurar que escucharíamos pocas músicas. Dice Ivicevic que su obra “se basa en el uso de materiales básicos como fragmentos y piezas de la realidad secuestrados de su entorno natural y recontextualizados en nuevos entornos acústicos”. Tampoco es decir demasiado porque la música, esencialmente instrumental, parece gestarse desde la libre abstracción, sin que existan abiertamente referencias al origen de los sonidos desplegados.
De discontinuidades y estallidos hablan CASE WHITE (2018) y CASE BLACK (2016), que suma esta segunda al ensemble la electrónica. Respuesta o consecuencia una de la otra, en ningún particular orden, en ambas la compositora acerca y aleja en forma de espejeos resonancias de la música popular (con la incrustación en el orgánico de guitarra eléctrica y batería) y la académica (el propio conjunto instrumental). El tono general, aunque a menudo virulento, tiende a ser burbujeante, con escalas aceleradas, efectistas brusquedades que abundan en los agudos y en los graves y, en fin, presas ambas piezas de tics (estallidos inesperados, pequeños bucles repetitivos) que tienen una función dramática en la escucha pero que no cogen de improviso al habituado a estos lugares frecuentados de la música centroeuropea actual.
No sorprende la eficiencia de los músicos del Klangforum a quienes no pone en escollos la prosa sonora de Ivicevic, más llamativo es, por lo novedoso, el encuentro con una formación como The Black Page Orchestra, de la que la compositora, radicada en Viena, es cofundadora. Este conjunto interpreta la página más satisfactoria de esta serie de piezas englobadas bajo el denominador Scarlet Songs que da título al álbum. Se trata de Sweet Dreams (2019) donde el sueño, más bien la pesadilla, se torna obsesiva en la reiteración de una rítmica que totaliza el discurso y en la que, con más naturalidad, restallan detritus resignificados del orbe postrock. Ivicevic maneja con habilidosa pericia el sentido de elasticidad de su música, con compresiones y descompresiones que tienen un salto directo a la emoción, sucede con mayor ahínco en el díptico Baby Magnify / Lilith’s New Toy (2017), de tímbrica saturada en algunas de sus eclosiones (nuevo nombre, apelemos a Raphäel Cendo). Otra estancia de este menú uniformado es The F SonG (2014-16) en el que los motivos expuestos aisladamente por algunos de los instrumentos son contestados por nebulosas pero aplastantes masas de sonido electrónico y acústico. El retrato, aunque integrado por partituras de varios años, ofrece características conexas en cuanto a la tímbrica, los orgánicos y, desde luego, la estética. De ahí quizá el deseo de la autora de englobarlas bajo un nombre común. Pensado de este modo la audición otorga la sensación de una única obra extensa (45’) en la que Ivicevic explora todas las posibilidades que le ofrecen los ingredientes de los que dispone sin haber sido capaz, sí de agasajarnos con una música eficiente y de cierta espectacularidad, pero no de evitar ponernos ante el tentador juego de las referencias.
Aquí tenéis todas la entrevistas, críticas y noticias de Ismael G. Cabral en la sección de Ismael en El Compositor Habla: Atelier de Músicas
Ismael G. Cabral es periodista musical y musicógrafo. Ha trabajado durante 16 años en la redacción del periódico sevillano El Correo de Andalucía. Actualmente, además de ser funcionario del Ministerio de Cultura del Gobierno de España, es colaborador especializado en música contemporánea en las revistas El Compositor Habla, Ópera Actual y Scherzo.