«La novela, con el tema que trata, es universal, inmortal y muy atractiva. Y su actualidad es total. Por tanto, era embarcarse en una apuesta segura. No me quedó otra» D.del Puerto
El año de publicación de Lazarillo de Tormes es el ya lejano 1554. Sin embargo, seguimos siendo tan pícaros, o quizá lo seamos bastante más, pícaros tecnológicos, que en el siglo XVI. A David del Puerto, compositor y guitarrista, se le iluminaron los ojos cuando el periodista y escritor Martín Llade le tiró con elegancia el guante y le retó a componer una ópera de cámara sobre las andanzas del personaje. Él se encargaría de escribir el texto. El compositor recogió la prenda y ambos se pusieron manos a la obra hasta que dieron a luz una pieza que se estrenó el año pasado en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares y que ya ha visitado, afortunadamente, unos cuantos teatros. El 4 de mayo se ha podido escuchar en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas y en día 18 estará en la Maestranza de Sevilla.
Del Puerto es discípulo de Francisco Guerrero y Luis de Pablo y su catálogo incluye más de 160 obras, entre sinfonías, óperas, ballet, conciertos como solista y un catálogo para guitarra. Hace 19 años recibió el Premio Nacional de Música. Esta conversación arranca con dos voces y cuatro manos, para continuar después con una sola voz, la del compositor, que desvela que vuelve a la carretera con la guitarra, el instrumento que hizo suyo desde la adolescencia y que le ha acompañado toda su vida. Quizá a esta dupla le esperen nuevas aventuras. Quizá. Lo que está claro después de esta charla es lo poco que hemos cambiado, aunque hayan pasado cinco siglos, que son nada menos que quinientos años, porque este Lazarillo podría ser un superviviente del cambio climático. Se dice pronto.
«Adaptar una obra existente es rendir un homenaje y resaltar alguno de los textos fundacionales de la literatura como es este caso» M. Llade
1. Gema Pajares: Martín, parece que el culpable de que Lazarillo se convirtiera en una ópera fue usted...
Martín Llade: Ambos participábamos en un concurso y le pregunté:
“¿Sabes de qué libro no hay una ópera? Pues del Lazarillo de Tormes”. Es verdad que existe una de cámara estrenada en 2014, compuesta por Íñigo Casalí y protagonizada por Raquel Andueza, pero yo le lancé el reto.
Me respondió al instante:
“Es verdad. Y podría ser una ópera de cámara con cuatro cantantes. No necesitamos más para contar la historia”.
David del Puerto: Así fue. “¿A qué no te lanzas a por un Lazarillo?”, me dijo Martín. Y fue
un desafío que acepté inmediatamente. La novela, con el tema que trata, es universal, inmortal y muy atractiva. Y su actualidad es total. Por tanto, era embarcarse en una apuesta segura. No me quedó otra.
2. G.P. Que el subtítulo sea “comedia famélica” da alguna pista sobre lo que se va a ver en el escenario?
David del Puerto: Toda la historia, su epicentro, es el hambre, es un elemento que domina absolutamente todo. Es, además, una ópera de cámara de medios bastante sobrios: cuatro cantantes y otros tantos instrumentos. Está montada con lo mínimo porque tampoco se necesita más. Y en el libreto de Martín que ha respetado escrupulosamente el texto del siglo XVI, se hace hincapié en la presencia del hambre.
Martín Llade: Bueno, es que el personaje, realmente todo lo hace por hambre. Deja hasta que su mujer le engañe con el arcipreste. Todo lo hace porque está hambriento: su madre lo abandona porque no puede mantener a dos hijos, el cura le da los huesos chupados y una cebolla para que coma… Si acaba por robar es porque las circunstancias le van colocando en esa tesitura.
3. G.P.: Llama la atención que no hubiese una ópera sobre esta obra....
David del Puerto: Como ha comentado Martín sí hubo una que se llamaba
Lazarillo de Tormes y en la que Andueza era la protagonista, pero poco más. Se representó varias veces y ahí quedó. Fíjate, con la cantidad de Bernardas Alba que se estrenan y se producen hoy, y que lo merecen, y una obra universal como esta, tan actual, no tuviera una versión operística, es asombroso.
Martín Llade: Así es. Y llama la atención con respecto a los Quijotes, por ejemplo, que conocemos. El Lazarillo es la gran novela del siglo de Oro español después de El Quijote y necesitaba una obra. El 97 por ciento lo he tomado del libro y he mantenido el castellano utilizado, precisamente porque es un español hermoso que sabe a hierro. Adaptar una obra existente es rendir un homenaje y resaltar alguno de los textos fundacionales de la literatura como es este caso.
4. G.P.: ¿Les costó trabajar a cuatro manos o se repartieron bien las tareas?
Martín Llade: Escribí el texto en una semana y a los nueve meses ya estaba lista la música. Salía sola y estaba ahí. David es el que tiene verdadero mérito, porque ha levantado un edificio sonoro, con lo que eso supone. Partía de un material que era oro y lo que he hecho ha sido engastar ese oro.
5. G.P.: Pueden estar ustedes orgullosos y considerarse afortunados de que la ópera se represente, lo que en España y tratándose de música contemporánea, es una rareza.
David del Puerto: Yo lo agradezco al cielo, porque no es lo corriente. Una vez que estrenas es complicado volver a un teatro, pero este no ha sido el caso. Y doy por ello gracias cada día. Soy consciente de que es una rareza.
Martín Llade: La ópera ha de ser representada en un escenario, no solamente ser oída. Y con esta ha habido mucha suerte. Una ópera nueva no te la sabes y la única manera de que te suene al oído es poder escucharla en una sala. Lazarillo no ha dejado de viajar.
6. G.P.: ¿Y ha podido contribuir a que “viaje” tanto esta ópera, el formato y la presencia de la tecnología visual que permite primeros planos y detalles?
David del Puerto: Sin duda ha sido determinante la apuesta de Teatro Xtremo para que llegue a un mayor número de público, sobre todo el menos acostumbrado a ver ópera, aunque sea en formato de cámara. Además, no olvidemos una cuestión práctica: que este tipo de formato abarata enormemente la producción en una época en que la financiación de las artes está como está. Lo que implica que se pueda mover y, por tanto, ver en más lugares.
Martín Llade: La proyección incide y hace hincapié en detalles del texto que sitúa en primer plano para que al espectador no le pasen desapercibidos, como por ejemplo, cuando Lázaro hace el trueque de la longaniza por el nabo. De otra manera se perdería o no se repararía en ello.
7. G.P.: La parte visual, ¿sigue una estructura predeterminada en cada representación? ¿Puede llegar a saturar visualmente al espectador?
David del Puerto: La parte visual está planificada, no existe un
planning previo, sino que es quien graba, Ricardo Campelo, de Teatro Xtremo, cámara al hombro vestido de negro y con una capucha sobre la cabeza, el que está construyendo en tiempo real esa escenografía. Aquí cada función es única. El orden de la escala se rompe con pequeños objetos que se sobredimensionan a través de la filmación. Es consciente de que la saturación de imágenes sobre lo que se está desarrollando sobre el escenario resta y no suma y eso lo tiene muy en cuenta para que lo grabado aporte siempre y no confunda ni distraiga. Yo te diría que es como ver un
work in progress. Se ha hecho de tal manera que la música, más la acción, más la imagen filmada y más el texto no se conviertan en un galimatías luchando entre sí, sino que formen un todo.
8. G.P.: ¿No han pensado volver a repetir pareja Del Puerto-Llade con otra obra literaria?
Martín Llade: Bueno, yo tengo algunas ideas y estaría dispuesto a afrontar de nuevo con David el reto, aunque prefiero no desvelar cuál podría ser la elegida para no dar ideas y después llevarme una sorpresa, como ya me ha ocurrido… Adaptar una obra literaria es rendir un homenaje y resaltar alguno de los textos fundacionales de nuestra literatura.
9. G.P.: ¿Va teniendo la música contemporánea su público?
David del Puerto. La música contemporánea tiene un problema serio de público, aquí en España y en otros países. Y no podemos seguir mirando para otro lado, aunque a finales del siglo XX ya se empezó a notar una mayor pluralidad, una mayor amplitud. En mis últimos trabajos no he cosechado más que éxitos. Yo creo que poco a poco empieza a ser una leyenda del pasado que tiene que ver fundamentalmente con dos actores: el público y el compositor. La vida hoy ha cambiado radicalmente con la de hace una década o dos. Vivimos en una sociedad sobresaturada de llamadas de atención y eminentemente visual en la que la escucha se hace difícil porque el espectador está acostumbrado al
zapping permanente: le tiene que entrar por el ojo y si no, cambia porque la oferta es enorme. Por otro lado, el esquema de los conciertos sigue un esquema de una época y una sociedad que nos pillan muy lejanas, apenas se ha movido en más de doscientos años, ni siquiera en el atuendo ni en la vestimenta, y la música debe ser para todos, los de 15 y los que ya han cumplido 75. Sumar y conquistar es lo que se necesita. Ese inmovilismo tendría que cambiar radicalmente.
Martín Llade: Se escriben óperas que gustan y ese debe ser el camino a seguir.
«Hay que componer para el público y salirse de esa vanguardia que no se acaba nunca, tan lúgubre… La música puede ser alegre y podemos salir del teatro silbando la melodía, claro que sí»
10. G.P.: ¿Una solución al problema puede ser la ópera de cámara?
David del Puerto: La música incluida en el espacio teatral es uno de los caminos por los que se puede apostar. Una combinación de ópera de cámara y tecnología nos puede llevar de vuelta a la sociedad, a volver a tomar contacto con ella. Yo creo que el alejamiento no es producto, la mayoría de las veces, de conservadurismo, sino de desconocimiento. La base está en el saber, en conocer. Y ahí fallamos.
11. G.P.: Usted es profesor, sabe de lo que habla. ¿Por qué se ha repetido hasta la saciedad un esquema obsoleto que no aporta nada a la enseñanza de la música en la escuela? La generación EGB terminó por aborrecer la flauta dulce…
David del Puerto: Por pura inercia.
«Hemos repetido, en efecto, un esquema hasta el aburrimiento y agotamiento, con clases que no acercan al alumno, no a la clásica, sino a ningún tipo de música»
¿Qué se puede hacer? Debería convocarse una reunión de comité de sabios en la materia. La primera pregunta sería qué les queremos transmitir a los niños y plantear cómo enseñarles a convivir con la música.
12. G.P.: ¿Se puede vivir de la composición?
David del Puerto: De componer no se ha vivido nunca. Los compositores hemos sido y somos muchas cosas y hemos intentado salir adelante entre las clases, los conciertos y la composición. No, no se puede vivir de estos, pero es algo que no asusta porque ha sido una constante que se ha mantenido a través del tiempo. Esta profesión ha estado ligada siempre a la pedagogía y a las clases, ha sido consustancial a la vida del compositor.
13. G.P.: ¿Hay alguna seña que identifique su música para que quien la escucha diga sin titubeos: “Esto es de David del Puerto”?
David del Puerto: Fundamentalmente, creo que soy un autor de mi tiempo y dentro de eso me caracteriza la permeabilidad con la música que me rodea, como el flamenco, el jazz o el rock. Y si hablamos de una seña, pues que he sabido convertir todo eso en un lenguaje propio, que he podido digerirlo y conseguir un eclecticismo, que no una fusión de elementos. Creo que sí hay una manera de sonar de David del Puerto. En Lazarillo, por ejemplo, hay convivencia de elementos pseudo renacentistas y barrocos con un perfume de música de siglos atrás, con escalas, armonías y contrapuntos míos. Es la palabra hablada sostenida por música de acompañamiento.
14. G.P.: Usted es guitarrista. No ha cerrado el estuche de la guitarra, pero imagino que sentirá algo bastante especial cada vez que lo abre.
David del Puerto: No te voy a negar que sacar la guitarra del estuche me produce un placer inmenso. Y en breve lo voy a hacer con
A solas con Marilyn, un texto del dramaturgo y director de escena Alfonso Zurro al que le he puesto música. Es una obra muy representada en su producción, originariamente un monólogo y que hemos adaptado en esta ópera de cámara a dos voces, soprano y mezzo (que cantarán Ruth González y Blanca Valido, respectivamente) y dos instrumentos, viola y guitarra eléctrica, y ahí es donde entro yo. Vamos, que vuelvo a la carretera. Es la segunda vez que participo tocando en una propuesta operística. La primera vez fue una producción semiescénica, en un espacio de José María Sicilia, fantástico y junto a él trabajamos Jesús Rueda, que es un buen amigo, Javier Arias y yo. Y funcionó muy bien. Y ahora me hace una ilusión enorme volver a tocar. Estaremos el 12 de mayo en El Escorial y después en Alcalá de Henares y a finales de septiembre volaremos a Tenerife y ya en 2025 la llevaremos a Sevilla.
15. G.P.: Lo dicho. Sus obras no duermen, afortunadamente, después de estrenadas. Se mueven, que es lo lógico y lo que debería ser, pero en la mayoría de los casos no es.
David del Puerto: Totalmente de acuerdo. Yo lo veo, en el caso de
Marilyn, como una ópera portátil, nos metemos en el coche y vamos de aquí para allá, no necesitamos un tráiler ni nada por el estilo. Es una barraca contemporánea. Y dado que los costes son mínimos, sería fantástico que los programadores fueran sensibles a este tipo de propuestas fácilmente transportables y de un coste reducido. Yo lanzo la idea. Y, además, en el año en que cumplo sesenta. Menuda celebración. Por otra parte, es desesperante que la obra compuesta se convierta en un mero fogonazo. Trabajar con ahínco y furor para después… nada. Lo más importante de una pieza es que se reponga. Y yo, en ese sentido, no me puedo quejar porque mi obra se sigue escuchando.
16. G.P.: Usted recibió el Premio Nacional Música en 2005. ¿Le ha servido realmente para algo?
David Del Puerto: Sí, te sirve durante un tiempo. Al principio recoges los frutos, tu obra interesa, eres el premiado de ese año, pero el tiempo pasa rápido y hay otra persona que te sustituye. Y la rueda sigue. Digamos que durante el periodo de reinado todo funciona, pero a largo plazo, no sirve. El empujón te dura un año. Y después pasas a la oscuridad.
Ficha:
Lazarillo (estreno absoluto en 2023)
Ópera de cámara compuesta por David del Puerto, con libreto de Martín Llade.
Duración: 90 minutos
Teatro Pérez Galdós. Las Palmas de Gran Canaria
Fecha: 4 de mayo.
Teatro de La Maestranza de Sevilla
Fecha: 18 de mayo.
Hora: 21,00 horas
Intérpretes:
Soprano: Ruth González
Mezzo: Silvia Zorita
Barítono: Enrique Sánchez-Ramos
Tenor: Antonio Comas
Ensemble en Canarias:
Eva González (flauta travesera)
Desirée González (oboe)
Alberto Díaz (fagot)
Kathleen Marie Balfe (cello)
Juan Manuel Díaz (violín)
Alexander Álvarez (guitarra)
Ensemble en Sevilla:
Flauta: Gala Kossakowski
Oboe: Lucas Martínez
Fagot: Andrea Pérez
Violín: Zabdiel Hernández
Cello: Isabel Anaya
Guitarra: Laura Verdugo
Dirección musical: Lara Diloy
Dirección de escena: Ricardo Campelo
Fotos
Cartel de la ópera en La Maestranza
La foto de David del Puerto es de Elena Castro
La foto de Martín Llade es de Nika Jiménez