ISSN 2605-2318

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«José Manuel López López, o la música de cámara como puente entre las distintas formas del tiempo»


18/10/2024

Una crítica de Paco Yáñez para El Compositor Habla


 


JOSÉ MANUEL LÓPEZ LÓPEZ
: Cuarteto de cuerda nº1; Trío III; Cuarteto de cuerda nº2 “Infinita domenica”. Alberto Rosado, piano. Arditti Quartet. Santi Barguñó, productor. Santi Barguñó y Hugo Romano Guimarães, ingenieros de sonido. Un CD DDD de 62:08 minutos de duración grabado en la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza (España), en enero de 2023. Kairos 0022029KAI.
 



A lo largo del mes de octubre recibiremos en El Compositor Habla al compositor español José Manuel López López (Madrid, 1956) por partida doble: en primer lugar, por medio del excelente monográfico que el sello Kairos ha dedicado a tres de sus piezas de cámara más importantes, en las interpretaciones del pianista Alberto Rosado y del Arditti Quartet; y, en segundo lugar, con una larga entrevista en la que, partiendo de las tres obras reunidas en dicho lanzamiento fonográfico, López López se adentra en las claves técnicas y artísticas que hoy articulan su estética como compositor, sin dejar de abordar diversos temas relacionados con la actualidad y con su paso por algunas de las instituciones musicales más importantes de España, en las que realizó uno de los trabajos de dirección artística más sólidos y avanzados de cuantos se recuerdan en nuestro país en las últimas décadas.
 
Pero antes de leer a José Manuel López López en sus propias palabras, nos quedamos hoy con el segundo lanzamiento del compositor madrileño en Kairos, tras el dedicado en 2010 por el mismo sello a tres de sus conciertos para solista(s) y orquesta bajo la dirección de Johannes Kalitzke; conformando, ambos compactos, dos de las más aquilatadas ediciones discográficas para conocer las excelencias musicales de López López y las sucesivas etapas en el recorrido que, según el compositor español Jacobo Gaspar, conducen a lo que este último define —siguiendo la terminología de Makis Solomos— como la conquista del «Total sonoro» en la música de José Manuel López López, dada su poderosa integración de las más diversas técnicas y estilos musicales desarrollados en las últimas décadas: desde el espectralismo hasta la musique concrète instrumentale.
 
Por descontado, el principal valor de lo escuchado en este nuevo compacto es que dichas influencias, tan dispares entre sí, conforman un lenguaje personal fuertemente unitario que se adentra, de forma muy especial, en uno de los ámbitos de reflexión que más han interesado a José Manuel López López a lo largo de su ya dilatada y fructífera carrera: el tiempo, en su triple vertiente de realidad física, proceso perceptivo y forma musical, algo de lo cual su Cuarteto de cuerda nº1 (2007) es un perfecto ejemplo, concebido, en este caso, desde unas coordenadas que diría más abstractas que el (hasta la fecha) segundo de sus cuartetos: una partitura que nos muestra una dimensión más biográfica y confesional, como veremos en esta misma reseña.
 
Para profundizar en las distintas formas de temporalidad que estructuran y confieren su inquieta vitalidad a este Cuarteto de cuerda nº1, José Manuel López López trabaja de forma extensiva los procedimientos granulares que tanta importancia han tenido en su catálogo y que, unidos en este cuarteto a la explotación de métricas dispares superpuestas, generan tanto una suerte de desorientación temporal (por un masivo abigarramiento de estímulos) como la conformación de una sonoridad que nos remite a la electrónica (medio tan importante para López López), al desbordarse, asimismo, lo que en sus notas para este compacto el compositor madrileño dice «técnicas contrapuntísticas tradicionales» (técnicas que, como veremos en nuestra entrevista con José Manuel López López, éste conoce a la perfección, como buen estudioso que es del cuarteto de cuerda histórico).
 
Dicha saturación constituye lo que López López denomina «Granulación Métrica», un procedimiento que, gracias al uso de pasarelas a modo de moduladores, nos permite ser conscientes de las múltiples técnicas que se superponen en este cuarteto, cuya proliferación y alternancia son igualmente cruciales para el compositor a la hora de alterar nuestra percepción del tiempo, involucrando muchas de las técnicas extendidas bien conocidas en los mejores cuartetos de cuerda contemporáneos: ruidismo que se entrevera con las construcciones armónicas para ampliar la diversidad de timbres aliada con las diferentes secuencias métricas que se les asocian.
 
Al igual que sucede en el comienzo del Segundo cuarteto de cuerda de José Manuel López López, este Primer cuarteto comporta, en su final, un elemento dramatúrgico; aquí, netamente gestual, al producirse lo que su creador denomina una «inactividad sonora» que no es, estrictamente, una «inactividad musical», pues sugiere al espectador de dichas técnicas sin contacto con el instrumento toda una serie de sonoridades y ritmos imaginados, como parte de un tiempo que debería ser, ya, el propiamente asimilado y construido por cada oyente, lo que convierte a un cuarteto hasta ese momento unitario en tantas formas de temporalidad como cada observador articule mental e individualmente, a partir de la visión de dicha coreografía gestual.
 
Adelantando, en este punto, un fragmento de la entrevista que con José Manuel López López publicaremos en los próximos días, podremos conocer de forma más concreta cómo resuelve, en el caso de este compacto del sello Kairos, la percepción de dichos eventos por parte de quien únicamente escuche el disco (sin ver dichos procedimientos gestuales en escena), al decirnos el compositor que:
 
«Sobre los ritmos escritos en silencios de la versión original, apliqué unas sonoridades totalmente evanescentes, compuestas principalmente por spazzolatos ordinarios realizados en ocasiones con las crines del arco; otras veces, col legno tratto; otras, tocando con las crines más legno; también, ricochés más glissandi de arco; y todo ello, en ocasiones, con las cuerdas apagadas; en otros casos, con las cuerdas libres y a distintas velocidades, pues, como antes decía, cada compás cambia de tempo. En las notas largas, o muy largas, utilicé arcos sobre el puente, que producen sonidos casi eólicos. Todo ello, pese a estar jalonado por algunos picos de intensidad f y Sfz, evoluciona en una franja dinámica que oscila entre piano y pianissimo con el propósito de ser lo más fiel posible al original, donde no hay sonido, y así obtener sonoridades, como dice un dicho castellano, que son como “la piel de humo”».
 
Por descontado, tanto en los compases más rugosos, crepitantes y texturales como en las evocaciones de un paisaje suspendido y espectral, en el tramo central de este Cuarteto de cuerda nº1 (cuya duración alcanza en este compacto los 22 minutos y 21 segundos), los miembros del Arditti Quartet nos dejan una lección de técnica y estilo, perfectamente transparente y contrastada, incluso en las masas de sonido más densas; siendo asimismo respetuosos con esta ‘versión discográfica’ del silencio compuesto que escuchamos (aquí, sí) en el tramo final de la partitura.
 
Siguiendo tanto un orden cronológico como el que el propio compacto del sello Kairos nos propone, la segunda obra reunida en este disco es el Trío III (2008) de José Manuel López López, la pieza más corta del disco, con sus 16 minutos y 47 segundos de duración.
 
De comienzo bellamente granular, la octava más aguda del piano se prepara para que su velocísimo martellato sea percibido como una constelación de notas en constante movimiento, al modo de microformas temporales que no paran de proliferar y frente a las cuales, en el otro extremo del teclado, poderosas notas graves erigen columnas de sonido más sólidas, aisladas y sostenidas, confrontando diferentes velocidades del tiempo, así como su cohabitación en el espacio, pues, de nuevo, las dimensiones del tiempo y del espacio se intersecan y descubren mutuamente de un modo fascinante a lo largo de todo este Trío III.
 
Otro aspecto muy destacado es el de la unidad o dispersión (desde la que nace, como un conjunto de elementos esparcidos por las dimensiones espacio-temporales que las conforman) de los tres instrumentistas: procedimiento con el que López López juega, una y otra vez, para hacernos conscientes de las diversas métricas y construcciones de síntesis que entre los tres ritmos individuales se conforman (mostrando el compositor, paralelamente, la fragilidad de dichos momentos de respiración compartida como trío, y la tendencia natural de cada uno de los músicos a seguir su propio ritmo: toda una lectura musical de nuestro tiempo histórico, socialmente cada vez más atomizado).
 
Como el Cuarteto de cuerda nº1, el Trío III integra técnicas extendidas y armonía postespectral, teniendo un mayor peso, aquí, esta última: parte de lo que José Manuel López López califica en su trío como un intento de acceder al «maravilloso universo del interior del sonido». En ese interior nos encontramos tanto lo más abstracto y conceptual (referido a la percepción del tiempo y de la propia naturaleza acústica de lo sonoro) como una dimensión netamente expresiva configurada desde un piano con mayores ecos de la tradición y un dúo de violín (en diversos compases, resonando en el piano) y violonchelo que exponen lo más textural y desagarrado.
 
El tramo final de la obra incorpora los aprendizajes asimilados por José Manuel López López durante el año 1996 en Kioto (ciudad en la que estuvo becado durante seis meses por el gobierno francés para estudiar los instrumentos nipones de cuerda pulsada); una residencia que Jacobo Gaspar definió en su día como crucial para la estética de López López de cara a su abandono del puro formalismo, dando acceso en su pensamiento artístico a un poderoso diálogo con lo extramusical, que en Japón se dio, de forma más directa, con la caligrafía nipona y los haikus. Todo ello se manifiesta en una sección en la que el piano remeda la técnica y la sonoridad de un koto japonés, arpa tradicional evocada en este Trío III por medio de la activación simultánea del teclado y la modificación de las resonancias en el cordal, produciendo lo que José Manuel López López denomina «pizzicato-glissando» de un semitono o un cuarto de tono que nos remite a la armonía microinterválica en la música del Lejano Oriente.
 
Como las versiones de los cuartetos de cuerda recogidas en este disco, la interpretación del Trío III, a cargo de Irvine Arditti, violín; Lucas Fels, violonchelo; y Alberto Rosado, piano, es realmente abrumadora en detalles, precisión (poli)rítmica e intensidad. En el caso de esta partitura, disponíamos de otra grabación, en el sello Verso (VRS 2130), por parte del Trío Arbós, conjunto que estrenó la obra en mayo de 2008, dentro del Festival Ensems de Valencia.
 
Con una duración prácticamente idéntica (Trío Arbós, 16:37 minutos; Arditti, Fels & Rosado, 16:46 minutos), ambas manifiestan, así, la exquisita precisión de José Manuel López López en su escritura y marcas metronómicas, naciendo la del sello Kairos más dal niente, frente a una presencia más directa del Arbós desde su inicio. Sin embargo, la nueva versión que ahora presentamos alcanza unos relieves más poderosos, dentro de que ambas son dos versiones muy destacables (la del Trío Arbós es impresionante por la cohesión y el equilibro entre los tres instrumentistas, así como por su transparencia; mientras que Rosado, Arditti y Fels aceran en mayor medida los elementos más agógicos y texturales, por lo que ambas son tan complementarias como logradas).
 
Cierra este compacto una de las partituras más ambiciosas y completas de José Manuel López López, su Cuarteto de cuerda nº2 "Infinita domenica" (2020), obra que involucra tanto los elementos de investigación sobre el tiempo ya consustanciales a su música como una reflexión de carácter más psicológica y personal; todo ello, unido a una dimensión espacial que confiere cierta teatralidad a este Segundo cuarteto, aunque no podamos visualizarlo en la audición en disco compacto.
 
Y es que Infinita domenica parte de una dramaturgia en la que el violonchelista se encuentra solo en el escenario, mientras que los dos violinistas y el viola suenan en lontananza, acercándose paso a paso hasta componer la formación tradicional del cuarteto de cuerda en escena y cohesionar unos tempi previamente fragmentados: primera de las muchas reflexiones sobre el tiempo que aquí convergen y que, de un modo muy específico, nos remiten a la tan especial vivencia del paso del tiempo que experimentamos durante el confinamiento del año 2020 a causa de la pandemia coronavírica: definida por José Manuel López López (y aquí hecha música en este cuarteto homónimo) como un «domingo infinito».
 
Como señala en sus notas para este compacto el propio compositor, toda una plétora de procedimientos espectrales, granulares, fractales, extendidos y ruidistas permiten a López López tender un abigarrado arco que va del infinito a las partículas: multitemporalidad que resulta crucial en este Segundo cuarteto, y ya no sólo en su dimensión más abstracta y matemática (que tanto lleva estudiado López López), sino en lo referido a la antes mencionada vivencia de un tiempo que, durante el confinamiento, devino estático, desasosegante y transformador de nuestras experiencias previas con respecto a lo que veníamos denominando ‘cotidianeidad’.
 
Dicha confluencia de técnicas hace que en Infinita domenica convivan las dimensiones más puramente físicas y cronométricas de lo temporal (con sus obsesivos pizzicati que parecen evocar a un reloj) junto con la más crispada claustrofobia que hace cuatro años padecimos y que escuchamos aquí en las sobrepresiones y técnicas más cercanas al ruido, para reforzar el lado más desasosegante de este cuarteto. Así, el contenido y la forma, la dramaturgia y la técnica, se imbrican en este Domingo infinito como en pocas obras de López López lo habían hecho de una forma tan confesional: suma de macro y microtiempos que se superponen, entretejen y colisionan, haciéndonos sentir desde el sofoco hasta los rayos de una luz reconfortante en segundo violín y viola. En su entrevista, José Manuel López López nos desvelará algunas otras claves para comprender con mayor detalle este cuarteto; así que emplazados quedan a la lectura de dicha publicación.
 
Por lo que a la interpretación de Infinita domenica se refiere, ésta vuelve a ser del más alto nivel; en buena medida, por la directa involucración del Arditti Quartet en la génesis de este cuarteto, compuesto para ellos mismos y estrenado por el conjunto londinense en septiembre de 2020, nuevamente en el Ensems de Valencia (festival fetiche para los cuartetos del compositor madrileño). Aunque José Manuel López López compone (como leeremos en su entrevista) más en abstracto que para unas especificidades interpretativas en concreto, no cabe duda de que el modo de tocar del Arditti ha marcado de forma determinante muchas de las técnicas más complejas y modernas que escuchamos en Infinita domenica, y que tan pertinentes nos parecen para la dramaturgia de la propia obra.
 
A lo largo de los últimos meses, ya fuese en el Festival RESIS de La Coruña o en el Festival Ensems de Valencia, el Arditti Quartet nos ha vuelto a demostrar en los escenarios de España lo que en este disco del sello Kairos ya conocíamos previamente: su condición de intérpretes ideales para estas páginas; condición que hacemos extensiva, en la segunda obra del disco, a un Alberto Rosado que es, a día de hoy, el pianista que más y mejor ha grabado la música para dicho instrumento de José Manuel López López, como podemos escuchar tanto en el compacto de Kairos dedicado a los conciertos del compositor madrileño como en el monográfico con las piezas para piano solo de López López grabado en el año 2006 por Alberto Rosado para el sello Verso.
 
Las inmejorables prestaciones de Alberto Rosado y del Arditti Quartet se realzan con la soberbia grabación llevada a cabo por Santi Barguñó y Hugo Romano Guimarães en el Auditorio de Zaragoza, realmente impecable. Completan este lanzamiento unas interesantísimas y muy reveladoras notas a cargo del propio José Manuel López López y del compositor gallego Jacobo Gaspar, alumno en su día de López López y autor del libro más importante para conocer la vida y la obra del compositor madrileño: José Manuel López López: de la música de notas a la música de partículas (Dos Acordes, 2020). Tanto dicho libro como este nuevo compacto merecen nuestros mayores elogios y nuestra recomendación sin reservas.
 




Más información en la página web del sello KAIROS
 
Más información sobre el compositor en su perfil en nuestra web ECH José Manuel López López




 

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