ISSN 2605-2318

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El teatro de la escucha de Carola Bauckholt


16/01/2025

Una crítica de Ismael G. Cabral para El Compositor Habla


 


CAROLA BAUCKHOLT

Crank and cloud – orchestral Works.
Bavarian Radio Chorus and Symphony Orchestra. Basel Sinfonietta. Ensemble Resonanz. Frankfurt Radio Symphony. Janácek Philharmonic. Orchestra Ostrava. Tirol Symphony Orchestra Innsbruck. WDR Symphony Orchestra…

 





Tomemos primero dos obras del primer disco. Frente a una posible escucha lineal de las músicas propuestas, entremos a lo grande en el universo de Carola Bauckholt (1959). Kurbel und Wolke (1997-98), cuyo título en inglés da nombre a esta compilación de obras orquestales de la alemana, es un pórtico asombroso a una compositora cuyas obras generan estímulos continuos en la escucha. El punto de partida fue el sonido de una puerta que cruje pero, al contrario que en las Variations por une porte et un soupir, de Pierre Henry, la vindicación de lo concreto se queda únicamente en la exposición de una textura. Un sonido reconocible que contagia a la orquesta y que esta se encarga de expandir de múltiples formas, tentativamente al principio, luego con un cariz decididamente cinematográfico. Bauckholt es una indagadora nata pero también es muy consciente de cómo la atención opera en la audición. En Kurbel und Wolke hay exposición y análisis de texturas, pero también un componente rítmico que mueve la obra desde una desinhibición insospechada para una compositora tan auténticamente centroeuropea como ella. Puede que ahí resida parte del quid, Bauckholt bebe de Mauricio Kagel, de quien fue estudiante, pero por generación no tiene necesidad alguna de militancias. Esta partitura podría comprenderse como una fantasía (fantasía, …qué palabra tan romántica) sobre un elemento sonoro intrascendente que es emancipado y agigantado por una orquesta que suena experimental y clásica a la vez. Y que, aún permitiéndose tal osadía, funciona.

En una reciente entrevista publicada en El Compositor Habla (que puede leerse aquí) Bauckholt hablaba sin titubeos de su necesidad de adaptar el lenguaje a los músicos que van a tocar sus obras. No es una novedad, pero en esa comprensión del destinatario muchos autores naufragan porque su idioma se deshilacha, las intenciones se desdibujan. No es, desde luego su caso. Atempause (2000-01) es una obra que nos interroga en un doble sentido. Por un lado, ¿por qué Carola Bauckholt no está más presente en el panorama de la música actual? Es cierto que no hunde sus raíces en la estela post Lachenmann (por más que, en su música, se den intensas técnicas extendidas) pero oída y valorada desde España (donde se redactan estas líneas) es fácil tener la sensación de que su impacto está demasiado circunscrito a la órbita germana. Por otro lado, Atempause es una sensacional y extensa creación sinfónica en la que fuentes de sonido indeterminadas permean una orquestación no exenta de cierto dramatismo contumazmente punteado por heterodoxias (tómese como ejemplo el fragmento de ronquidos instrumentales en el minuto ocho, que desemboca en un pasaje calmado y bellísimo de flautas, cuerdas y copas de cristal). Es en la capacidad de concertar/conjuntar elementos tan diversos donde esta música se eleva y precisa de nuevas escuchas, no parece dispuesta a agotarse fácilmente.

Brunnen (2013) es un raro concierto para violonchelo que defiende Francesco Dillon escrito en el marco del aniversario del poeta Jean Paul. Aboliendo toda intención virtuosa del solista, la partitura propicia un clima tímbrico de enrarecimiento constante en el que los componentes tienden a la repetición, al bucle, como si el violonchelo solista se viera asediado por unos objetos sonoros que le azoran impidiéndole desarrollar más su cantinela. Emil will nicht schlafen (2010) es otra de las aportaciones más resueltamente iconoclastas de su catálogo. La cantante Salome Kammer pidió a la compositora una versión orquestal de Emil, una pieza para voz sola basada en grabaciones de balbuceos de un bebé. Esta extensión sinfónica radicaliza aún más la proposición; oímos a Kammer llorar y resistirse como un enfurecido bebé ante la idea de ir a dormir. La música intenta darle algo de calma, pero la cantante tiene otros planes.

Llama poderosamente la atención cómo Bauckholt, en ninguna de las partituras hasta ahora citadas, tiene la necesidad de trabajar con demasiados elementos. Ese horror vacui tan presente en la música contemporánea es ajeno por completo a su quehacer; utiliza estrictamente los ingredientes que precisa para la expresión de lo que quiere contar. Su música es distante de adornos y de complejidades innecesarias, lo que puede dar a veces la sensación de parquedad, incluso de ser una música excesivamente desnuda, concentrada en unos pocos constituyentes. Im Auge Des Klangs (2017-18) parte de un compás escuchado en otra música, un sonido mixto de trompeta, marimba y xilófono que le fascinó. Entra entonces su obra en un laberinto de posibles percepciones de aquel sonido. Mediante las dinámicas y diversas intensidades, este En el ojo del sonido, en efecto, nos sitúa en medio de un obsesivo pulso. Lo sinfónico deviene camerístico; puede ser acaso la página de perfil más técnico, más indagador. Aún así, hay pasajes de una delicadeza rápidamente truncada, texturas que parecen alzar el vuelo y otras que atan a la tierra y un empleo del ruido como instrumento perfectamente integrado en la orquesta; estos, cuando se dan, dialogan y se engarzan, no pretenden ser un elemento únicamente disruptivo.

En Hubschrauber (2000-01) está una de las creaciones más sobresalientes de la compositora. Escrita para voz y orquesta, fue el experimentador y poeta sonoro Jaap Blonk quien la estrenó (cuya grabación atendemos). Blonk es bien conocido como artista en la esfera de Fluxus y Dadá y su aportación a esta música es definitiva; no solo por la ejecución, también por su actitud militante con la que reviste la absurdez de gravedad. Este Helicóptero es representado por los labios vacilantes y temblorosos de Blonk, por sus palabras susurrantes, desde luego también por un bombo que, en la lejanía, amenaza el clima; todo parece a punto de quebrarse o de estallar. Bauckholt convierte a la orquesta en una segunda boca, en un organismo vivo que se retuerce y respira (la secuencia alrededor del minuto nueve es gozosa, deja sin aliento). Una obra que, definitivamente, se ha de oír y conocer; puede que uno los capítulos más importantes de la música escrita en esta primera mitad del siglo XXI.

Otro importante cantante, el contratenor David Cordier (afín a la música actual, entre sus óperas en repertorio están Le Grand Macabre, de Ligeti, y Tri sestry, de Eötvös) es el solista de Doina (1996). Menos imponente que Hubschrauber, la compositora entronca aquí con un tratamiento de la vocalidad parecida a la que en Sirius, Stockhausen concedió a la voz de bajo. Será a partir del minuto cinco cuando Cordier, ya en su tesitura acostumbrada de alto, haga correr su voz en lo que parece una lamentación punteada por una orquesta de cuerdas que ahonda en un tono lánguido. Tampoco es Blinder Fleck (2005-06) una de las obras para gran contingente más felices de Bauckholt. Escrita para voz (Truike van der Poel, mezzosoprano de los Neue Vocalsolisten), trompeta y orquesta de cuerdas, resulta estar demasiado atada al texto aunque esto no obsta para que se den en ella instantes de altura auditiva; aquellos que remachan agudos, en los que la voz resulta menos timbrada y, fundamentalmente, los que concitan cuerdas y trompeta a solo.

Estrenada en el contexto de los conciertos del ciclo muniqués Música Viva, Mensch und Tier (2008), para coro y orquesta, propicia múltiples derivadas. Está la Bauckholt atenta a la pulsión rítmica, con acordes de una reiteración obsesiva; también se aprecia una intención operística; perfectamente podría ser un populoso capítulo de una tragedia. El coro canta, le es otorgado un papel continuamente interpelante y en medio de todo este mastodonte (el coro y la orquesta) aún hay frases que recaen en un único instrumento. La masividad no es precisamente un rasgo de carácter de la autora. Y aquí, como en todo este doble programa, vuelve a apelarse a nuestra imaginación, si la de Nono era la tragedia de la escucha, con Bauckholt hablaríamos del teatro de la escucha por cuanto que, privados de la posibilidad de ver cómo se construye esta música en concierto, hemos de imaginar cómo son producidos muchos de los sonidos que oímos. En ese constante interrogante de qué está sucediendo reside otra de las potencialidades de una compositora cuya obra, se habrá de insistir en ello, merece si no un mayor reconocimiento (en su ámbito, lo posee) sí decididamente una mayor divulgación. A ello contribuye, de forma sustanciosa, esta publicación de World Edition que pone al alcance grabaciones muy diversas, casi todas ellas de gran altura, y cuya nómina de directores es cercana a lo abrumador: Martyn Brabbins, Sylvain Cambreling, Sian Edwards, Johannes Kalitzke, Emilio Pomárico, Zsolt Nagy y Muhai Tang.







Más información en la página web del sello María de Alvear - World Edition
 
Más información sobre la compositora en su perfil en nuestra web ECH Carola Bauckholt




 

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