ISSN 2605-2318

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«La enseñanza te permite el lujo de no acabar haciendo los proyectos que otros quieren de ti» Elena Mendoza


19/05/2022

Los días 20, 21 y 22 de mayo en el Auditorio de Música en Madrid, la ONE estrena «Stilleben mit Orchester» de Elena Mendoza, obra encargo a la compositora sevillana. Ismael G. Cabral ha hablado con ella y esto es lo que nos ha contado.



 
Las ocupaciones presentes de Elena Mendoza (Sevilla, 1973) no son pocas. A su desempeño como profesora en Berlín debemos sumar su tarea como compositora residente en el Palau de la Música de Valencia, donde está trabajando junto a jóvenes creadores además de tener la posibilidad de presentar una nueva obra para orquesta. Estos días también trabaja con la Orquesta Nacional de España y su titular, David Afkham, en la preparación del estreno absoluto de su obra Stilleben mit Orchester (20, 21 y 22 de mayo de 2022), ocasión que ha motivado esta conversación con ella.
 


1. Ismael G. Cabral: ¿Qué puede avanzarnos sobre Stilleben mit Orchester, que en unos días estrena la Orquesta Nacional de España?
 
Elena Mendoza: Es una obra para orquesta que no tiene nada que ver con anteriores trabajos míos más centrados en el teatro musical. Ahora bien, los músicos no solo tocarán sus respectivos instrumentos, también tendrá cada uno un objeto cotidiano: copas, vasos, latas, botellas, etc… Todos ellos sin implicación. Este hecho, el de tocar un objeto ajeno al ámbito estrictamente clásico, sí que supone un acto performativo poco habitual. Y claro que en todo esto hay una teatralidad intrínseca porque se produce una especie de choque de culturas al sacar a los músicos del espacio sagrado de la orquesta y confrontarlos con una realidad ajena.
 
2. I.G.C.: ¿Qué razones puramente musicales le llevan a recurrir a la presencia de estos objetos?
 
Elena Mendoza: Fundamentalmente la búsqueda de una exploración tímbrica de los mismos. Pero hay muchas razones para usarlos. El objeto es un nexo entre lo musical y lo teatral porque la imagen de manipular un objeto cotidiano tiene una inmediata asociación teatral. Y, por supuesto, es una forma de ampliar las posibilidades tímbricas de la orquesta.
 
"En la pieza hay todo un coro de botellas y de copas que, naturalmente, van a crear texturas muy singulares en combinación con los instrumentos. En ese sentido es una obra muy experimental".








No tanto por el uso de técnicas extendidas, que las hay, pero son ya bastante canónicas, como por la manipulación de estos objetos. Stilleben mit Orchester (Naturaleza muerta con orquesta) dura unos 15 minutos que concluyen con una gran fermata final que puede oscilar entre los 45 segundos y el minuto.
 
3. I.G.C.: Y después, en el programa, Shostakovich y Brahms. ¿No complica demasiado a los compositores actuales el contraponer en las temporadas de abono de las orquestas obras nuevas y a menudo breves con mastodontes del repertorio conocidos por todos?
 
Elena Mendoza: Sí, pero qué le vamos a hacer. Tampoco es que me guste estar metida en un gueto en el que solo se escuche música contemporánea para un público reducido.

No me parece del todo mal que se le dé a un público que viene mayoritariamente a escuchar a Brahms una obra contemporánea previamente. Es la mejor manera de sacar la orquesta de lo museístico y reconvertirla en un organismo vivo. Naturalmente cabría hacer mucho más en este sentido.
 


4. I.G.C.: Como por ejemplo recuperar obras de los catálogos de los compositores presentes y no solo recurrir a estrenos absolutos…
 
Elena Mendoza: Hay mucha obsesión por los estrenos en los festivales, en los músicos de los ensembles y en las orquestas. Personalmente siempre afirmo que prefiero hacer una partitura buena antes que tres malas. Inicialmente David Afkham programó en 2020 mi obra Salón de espejos, que estrenó la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla en 2011 pero la pandemia impidió su interpretación y luego surgió la posibilidad de este encargo que ahora presento.
 
5. I.G.C.: Su catálogo no es extenso y su quehacer también se extiende al ámbito académico. ¿No tiene la necesidad, quizá como otros colegas, de crear constantemente nuevas obras?
 
Elena Mendoza: No se trata de eso, al contrario. Siempre querría estar escribiendo, pero necesito mucho tiempo para ello, hago múltiples bocetos, descartes… es un proceso laborioso. Desde luego que en mí la necesidad de crear siempre está ahí pero cada uno tiene sus tiempos y no solo es cuestión de ser más o menos lentos, es que a mí me gusta que cada obra que hago me ocupe mucho espacio. Porque cada obra es un mundo. Los proyectos de teatro musical me han tomado muchísimo tiempo, alumbrarlos ha supuesto muchos años de mi vida. Pero, en general, con o sin docencia, yo creo que no compondría más si no diera clases.
La enseñanza te permite el lujo de no tener que estar escribiendo todo el tiempo para ganarte la vida y acabar haciendo los proyectos que otros quieren de ti, no realmente los que tu quieres hacer.
 
Los compositores tenemos que vérnoslas en ocasiones con encargos, o intentos de ello, muy dictatoriales porque quieren una determinada obra para una plantilla muy exacta. Hay que plantarse y decir, si es el caso, que eso no es lo que te interesa, no es lo que quieres hacer.



 







6. I.G.C.: Se ha referido a su teatro musical, con trabajos como Der Fall Babel y La ciudad de las mentiras, que estrenó en 2017 en el Teatro Real en medio de un generoso escándalo. ¿Forma parte la provocación de sus anhelos como creadora?
 
Elena Mendoza: El estreno de La ciudad de las mentiras fue una batalla campal que debió recordar a muchos a lo que debió ser la primera presentación de La consagración de la primavera. Aquello probó que una mitad del público allí presente se sintió provocado frente a la otra mitad. Recibimos bravos y abucheos iguales de masivos. Pero debo decir que nunca hicimos aquella obra con un afán de provocación. Tampoco la imaginamos tratándose de una narrativa con un claro hilo conductor. Pero, al parecer, sugerencias como usar un piano como un féretro o presentar un dúo de amor alrededor de un acordeón no fue algo entendido por mucha gente. Llegamos a tener hasta un espectador que, en medio de la obra, gritó a un percusionista que estaba haciendo música con objetos “¡¿Por qué no cantas?!”.
 
Es cierto que hay creadores, como Jonathan Meese, que buscan la provocación de una forma más o menos explícita pero si yo hago una obra con objetos en un contexto sinfónico no es para epatar a nadie. Mi primera intención es la de sublimar lo cotidiano y ampliar las posibilidades tímbricas de la orquesta. Y en todo esto hay una idea existencial de reivindicar lo cotidiano frente a los grandes discursos sacralizados. ¿Es esto una provocación? No para mí, al revés, incluso lo veo como un discurso bastante intimista pero soy consciente de que, al mismo tiempo, esta confrontación puede provocar a muchas personas. Volviendo a Stilleben mit Orchester, en ella hay una sublimación de lo corriente. Por eso esa alusión a las naturalezas muertas pictóricas en las que vemos objetos del día a día fosilizados mediante la luz y la composición. Me gusta más el término alemán que realmente significa “vida callada” porque me resulta más poético que el de naturaleza muerta, dando esquinazo así a la palabra en un momento de postpandemia como este.
 
7. I.G.C.: No ha abordado usted hasta ahora las formas canónicas (ciclos de piezas para piano, cuartetos…) ¿Las evita conscientemente?
 
Elena Mendoza: Me gusta que cada obra sea un proyecto distinto, es algo que ayuda a renovar mi creatividad pero no es más que una estrategia personal. Sí que he hecho un tríptico de teatro musical, las dos obras anteriormente citadas más Niebla. Y espero que pronto sea una tetralogía porque este ámbito de lo escénico es el que más me divierte y en donde siento que puedo dar más de mí como compositora. Reconozco que me cuesta hacer obras que no tengan algún componente extramusical.
 


 
8. I.G.C.: En la Akademie der Künster de Berlín, donde usted enseña, está en contacto diario con los compositores del inmediato mañana. ¿Atisba en su trabajo con ellos por dónde irán las líneas de la venidera música contemporánea?
 
Elena Mendoza: Llevamos muy a gala la diversidad estilística y lo escasamente normativos que somos en las aulas. Prima la tolerancia y la voluntad de no imponer una determinada estética; cada profesor enseña lo que sabe. Tenemos alumnos que quieren escribir música para orquesta y aquellos que han decidido prescindir de los instrumentos y abrazar la música conceptual. Aunque con esto soy algo crítica, creo que lo conceptual no es una vía de escape, es una opción que se agosta en sí misma. Sí que es cierto que ese armazón reflexivo es importante que esté presente en cualquier obra artística que se precie. Quiero decir que una creación, sea la que sea, debe tener un pensamiento enriquecedor detrás de ella, pero esto no puede ser el principio y fin de la misma. En todo caso, disquisiciones aparte, soy optimista y creo que las personas siempre acaban encontrando su camino, su lenguaje y su lugar. Al margen de modas lo importante es labrar tu propio sendero.
 
9. I.G.C.: ¿Los grandes compositores de la segunda mitad del siglo XX han dejado ya de ser los referentes para estas nuevas generaciones?
 
Elena Mendoza: Cuando yo estudiaba en los 90 nombres como los de Xenakis o Stockhausen eran muy predominantes. Por aquel entonces tenías que estar siempre defendiendo tu posición frente al serialismo y luego frente al posmodernismo. Era algo asfixiante. Ahora los estudiantes están mucho más desprejuiciados y ven la historia de la música de manera más libre en la que también consideran otras músicas populares o de culturas distantes. Podríamos decir que tienen una visión “hiperposmoderna” y menos condicionada por las batallas estéticas del pasado. Es algo que veo muy positivo.
 


 
© Ismael G. Cabral
Mayo 2022
 
 
La foto de Elena es de Javier del Real

Más información en el perfil de la compositora en nuestra web ECH-Elena Mendoza
 
 
 
 

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